Cuando tiene lugar la primera luna llena después del equinoccio de primavera, caiga en marzo o abril, suele ser posiblemente una de las lunas llenas más especiales del año. Y cuando está muy cerca al perigeo de la Tierra, he aquí una Superluna.
El color que adquiere esta luna es de un rojo que se va coloreando de rosado, por esta razón se la suele llamar la "luna rosa", y no por menos, tiene lugar en el más rosa de los signos, como lo es Libra.
No tiene lugar en días que son días cualquiera, sino que ocurre en los días previos o durante la misma Semana Santa. Y ahí está el quid de su significado, pues la Semana Santa se celebra siempre al compás de la luna llena de Libra que marca este tiempo del año, la primera luna llena tras el equinoccio de primavera.
La Luna Llena de Pascua
Es la luna llena más grande y luminosa del año. Se la llama "luna del huevo", "luna de los brotes", o "luna de la semilla", pues sucede en un tiempo muy especial del calendario. Ya por estas fechas están floreciendo las flores, brotan las plantas y los campos, la naturaleza se muestra en todo su esplendor y tras esta luna, se ve el festival de colores que deja la naturaleza para recocijo visual.
La primavera es especial, y estos días de Pascua, más, a un nivel simbólico y espiritual. Para remontarnos a este significado, hagamos memoria y recorrido de los eventos importantes que marcan estos días pascuales. Y esto tiene nada más y nada menos, que un significado bíblico que se mezcla con el astrológico.
En la Semana Santa se celebra la Pasión, muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret, pilares del Cristianismo, que comparten importancia con la Navidad, días en los que se celebra su nacimiento, casi nueve meses más tarde de estos días especiales. Jesús murió (y resucitó) en unos días de importancia máxima para el pueblo judío, pues en aquel fin de semana que partía desde el primer Viernes Santo de la Historia (el día de la Crucifixión), hasta el día de su Resurrección en domingo, se estaba celebrando la Pascua judía.
La "Pésaj" o "Pascua" judía son los días que celebran la salida del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, donde estuvieron muchísimos años, y el pueblo hebreo liberado lo hizo bajo la batuta del profeta Moisés, el elegido por Dios para llevar a cabo tamaña misión. En el libro del Éxodo de la Biblia podemos encontrar toda esta información. En la Pascua o Pésaj, se celebra por tanto, la liberación del yugo que ha mantenido al pueblo esclavo. Y este suceso tuvo lugar durante la primera luna llena de la primavera, y cuando tras el equinoccio primaveral se da el primer plenilunio, que cae en el signo de Libra, se celebra la Pascua hasta hoy día desde entonces.
Moisés había nacido en el exilio egipcio bajo la esclavitud del faraón, hijo de hebreos, y ante el temor de ser aniquilado por el mismo ya que había decretado el asesinato de todos los varones primogénitos hebreos, su madre, Jocabed, metió al bebé (sin nombre) en un cesto que puso en el Nilo, para que el bebé se librara de un fatal destino, y ordenó a su hija Miriam, hermana mayor del bebé, a que vigilara el trayecto del cesto por el río hasta asegurarse que llegaba a buenas manos. Fue la hija del mismísimo faraón la que encontró el cesto con el bebé, y le nombró Moisés, que significa "sacado de las aguas". Moisés vivió como un príncipe egipcio, sin que se supiera que realmente, era el hijo de unos esclavos hebreos. Tenía su misma edad el príncipe heredero al trono que se crió con él como si fuesen hermanos, pero de adulto Moisés descubre su origen y empieza aquí la llamada de Dios. Sería él y no otro, aquel que tendría una importante misión: liberar a su pueblo de la esclavitud.
Cuando Moisés se enfrenta al ya nombrado faraón, aquel que fue su hermano, empieza toda una lucha. Moisés pide en repetidas ocasiones que su pueblo sea liberado, y ante la negativa del faraón, Dios envía una serie de plagas que asolan Egipto, desde langostas, piojos, ranas, el teñido de rojo de sangre de las aguas, en total diez, hasta llegar a la más brutal de todas: la muerte de todos los primogénitos nacidos en Egipto, si el faraón se negaba una vez más a darle la libertad a los hebreos. Para que ningún niño hebreo sufriera la ira de Dios, se le comunica a Moisés que los hebreos pinten el umbral de sus puertas con sangre de cordero (aquí encontramos un símbolo importantísimo que va asociado a esta luna pascual). Aquí ya la gota colma el vaso, pues uno de los niños que mueren, no es ni más ni menos que el propio primogénito del faraón; mientras tanto los hebreros por su parte, incluido el propio Moisés, pasan la noche de este decreto celestial, escondidos en sus casas siendo testigos de como el ángel de la Muerte va arrasando con las criaturas, esos niños egipcios. El faraón, desolado por la muerte de su hijo, decide finalmente darle la libertad a los hebreos, que guiados por el profeta Moisés, salen de las tierras de Egipto conducidos a la Tierra Prometida, pero el faraón como última estocada, decide perseguirlos, lleno de furia, hasta que alcanza la orilla del Mar Rojo, donde Moisés y los suyos están a punto de ser capturados. Pero aquí se realiza un milagro y Moisés, lleno de fuerza que le da Dios, es capaz de abrir el Mar Rojo en dos, por donde el pueblo hebreo cruza hasta alcanza la otra orilla y guardarse de la caza que el faraón y sus guardas iban a efectuar con ellos, el mar se cerró cuando los egipcios estaban a punto de atravesarlo, y allí perecieron bajo las aguas.
Moisés llegó con su pueblo a la Tierra Prometida luego de vagar durante 40 años, y en este punto, se produce otro mítico pasaje. El pueblo hebreo, harto de vagar, se sume en una vorágine de desenfreno, habían dejado de creer en Dios, ¿por qué les había hecho vagar por 40 largos años si eran "pueblo elegido"?. Como resultado de su enfado, deciden adorar a un becerro de oro y sucumben a las depravaciones más horrendas, Moisés se mantiene en su sitio, y es en ese momento cuando sube al monte Sinaí, conducido por Dios, para que le sean entregadas las Tablas de la Ley y así se ponga orden en lo que viene a ser "un tiempo nuevo", que sería regido por esos Diez Mandamientos que son pilar fundamental de la fe judía (y también de la fe cristiana). Al bajar Moisés del Sinaí con las tablas, se destruye el becerro, y se termina ese tiempo, y comienza la nueva era.
Aquí aparece un rasgo astrológico: se ha terminado con la era de Tauro, el Becerro de Oro, y empieza la de Aries, la era "del Carnero". Es bastante característico en la pintura y arte y la escultura, caracterizar a Moisés con dos cuernos, como si fuera la cabeza de un carnero.
Con Moisés empieza una era un termina otra, y la nueva, tiene unas leyes a seguir que no habían sido redactadas antes, y que se convertirían en máximo precepto para el pueblo judío desde ese momento en adelante, todavía vigente.
Y a aquella diáspora liberadora de Egipto se le llamó Pésaj "la Pascua", la fiesta clave para los judíos, la gran fiesta, en la que se come cordero y sigue celebrándose desde entonces. Casi nada. En el calendario hebreo esta fiesta comienza el 14 del mes de Nisán, el primer mes (cuando el Sol está en Aries, el carnero) que suele darse entre finales de marzo y abril, pues es un calendario lunar y va variando cada año.
Y se dice de las eras astrológicas que duran entre unos 1500 ó 2000 años, aproximados, otros dicen que menos y que no llegan a alcanzar esa cantidad de años. ¿Qué pasó con el fin de la era de Aries?.
Pues unos 1300 años después de Moisés, aproximadamente, nacería en Israel, en la ciudad del rey David, Belén, un niño que tendría que ver mucho con los corderos también. El cordero es algo fundamental para entender a esta luna llena de Pascua. Aquel niño descendiente de la casa de David, realeza pura, fue a nacer nada menos que en un pesebre, porque para sus padres, José y María, no había sitio en la posada en la que pretendían pasar la noche. El pesebre no es el establo, sino una suerte de pieza que se coloca en el suelo donde los pastores van a sacrificar a sus corderos; este niño nació por lo tanto, en un establo, y fue recostado en el pesebre a modo de cuna, porque era lo primero que había por allí ya que no tenían nada más a mano. Toda una simbología: el niño es colocado en un pesebre como si fuera un carnero al que van a sacrificar, y por el tremendo sacrificio de ese niño, se le terminó llamando "el Cordero de Dios" (que quita los pecados del mundo). Jesús de Nazaret nació, como habían vaticinado las Escrituras, en la ciudad en la cual había nacido muchísimo antes el rey David, que antes de ser rey, fue pastor de corderos, ¿qué es esa relación de corderos que tenemos por aquí?.
El pastoreo era un oficio "normal" en aquellos tiempos, y no tan "normal" porque aunque sea uno de los oficios más antiguos del mundo, para los hebreos de la época era considerado impuro; sólo unos pocos se dedicaban a este oficio, y si estamos hablando de la ciudad de Belén, unos pocos casi elegidos podían desempeñar este oficio. El cordero era un animal sacrificial regular en el Templo de Jerusalén, y cuando llegaba el día de la Expiación, se le perdonaba la vida. Muchas ovejas y corderos eran pastoreadas en Israel, pero sólo en Belén se pastoreaba y criaban aquellos corderos que iban a ser sacrificados exclusivamente en el Templo de Jerusalén, eran corderos muy especiales, sagrados. Jesús de Nazaret nació por tanto en un establo, colocado en un pesebre, pero no en un lugar cualquiera: era un pesebre de Belén, una ciudad sagrada, y ese niño adorado en cuanto vino al mundo, fue colocado como uno de los corderos sagrados y elegidos en aquel pesebre. El destino de ese niño estaba escrito desde su nacimiento: vino al mundo a morir, y lo haría como "un cordero" que se sacrifica por todos los pecados del mundo. De ahí que uno de los regalos que le entregaron los Magos de Oriente, fuese la mirra, detrás del oro y el incienso, pues el oro representa la realeza del Niño, el incienso es su condición divina, y la mirra, que servía para embalsamar cadáveres, anuncia ese triste destino: ese Niño "tendría" que morir.
La simbología es curiosa, ¿verdad?.
Jesús de Nazaret es crucificado, como dicen las Escrituras, a los 33 años de edad, un viernes, durante las celebraciones de la Pascua-Pésaj, siendo como dicen los expertos, un 14 de Nisán, el primer mes, y estaban en Jerusalén preparando también el día de solemnidad que es el sábado día siguiente, por lo que había que bajarlo de la cruz rápido para que no hubieran crucificados en el día de reposo. Los expertos han calculado qué día de nuestro calendario coincide un 14 de Nisán cuando murió Jesús, y la fecha más aceptada es la del 6 de abril, el mes de Aries el cordero. La noche anterior a su crucifixión, en aquella última cena que tomó con sus apóstoles y donde instituyó la eucaristía, o primera misa de la Historia, Jesús cenó una de las típicas comidas de Pascua, que son las hierbas amargas y el pan, y al día siguiente, era típico al anochecer de ese día, sacrificar un cordero el 14 de Nisán, pues es el cordero la típica comida de Pascua. Pero aquel 14 del mes de Nisán, día siguiente, hubo un sacrificio mayor en las calles de Jerusalén: a la hora nona, las 15 horas de la tarde, Jesús murió oficialmente en la cruz. Y se dice, hubo un "eclipse", y se atribuyen otra serie de fenómenos a ese momento, pues en las escrituras se narra sobre un terremoto y como "el velo del Templo se partió por la mitad" del estruendo que cayó.
Al tercer día, Jesús sería resucitado siendo el único profeta mesiánico de la Historia con tal privilegio, y al Domingo de Pascua, que los cristianos llaman "de Resurrección", se le atribuye simbólicamente un huevo, el huevo representa la vida y el renacer, y a día de hoy, es uno de los obsequios y dulces más típicos en este día, el Huevo de Pascua. Recordemos que la Luna de Pascua es también llamada "luna del huevo", atributo que lleva en muchas iconografías María Magdalena, la santa que fue primera testigo de esa Resurrección.
Tras la Resurrección de Cristo, empezaría la siguiente era, la de Piscis, y el símbolo de los primeros cristianos para identificarse entre ellos, era un pez, que representaba a Jesús. La cruz vino unos siglos más tarde.
Tenemos entonces un fuerte significado con el cordero en ambos hechos, en la primera Pésaj que se remonta a los tiempos de Moisés, con esa sangre de cordero protegiendo las puertas de las casas hebreas de la destrucción del ángel de la Muerte n Egipto, a Moisés como el iniciador de la era de Aries, y tenemos al Cordero de Dios, Jesucristo, que murió y resucitó en plena celebración de la Pascua o Pésaj de su tiempo. El cordero de Aries.
La Luna Rosa, la Luna de Pascua, está reflejando no el color rosa de Libra, aunque siempre esta luna llena se da en el signo de Libra, sino que lo que refleja, es el color rojo del signo en el que se encuentra el Sol, Aries, pues la Pascua judeocristiana, siempre tiene lugar cuando el Sol está en Aries y la Luna en Libra, y es por ello que esta luna llena, la primera tras el equinoccio de primavera, es tan especial. Simboliza el fin de un tiempo y el comienzo del otro. Si la primera Pascua de la Historia representó la salida de la esclavitud, la siguiente Pascua, un milenio y algo más más tarde, que marcó el fin de una era y el principio de otra, vino a representar también una liberación: la del perdón de los pecados para el cristianismo, pues la muerte de Jesús, fue todo un sacrificio. La luna llena de Pascua, que parece rosa, representa eso mismo: un cambio considerable en el tiempo y obras que tiene de por medio el significado de lo que supone la unión de dos signos como lo son Libra y Aries, cooperación, reconciliación, y sobre todo inicio de algo nuevo, pues son dos signos cardinales que llaman a la acción y creación propia de pioneros, aparte de la reconciliación y perdón de dos frentes enfrentados. En el primer caso los hebreos terminaron por mirar hacia adelante sin guardar rencor a aquellos que les tuvieron cautivos por siglos, los egipcios, y en el segundo caso, es precisamente el perdón el mensaje principal que transmitió Jesús de Nazaret, que estando agonizando en la Cruz, todavía decía sobre sus verdugos "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen". Y en ambas historias, se puede ver el sacrificio como trasfondo de todo esto, representado por la sangre; en la historia de Moisés murieron muchos niños en la más terrible de las plagas que cayeron sobre Egipto, y Moisés se tuvo que sacrificar a sí mismo en una lucha que primero le llevó a tener que lidiar con el faraón, y luego verse metido en una lucha que su propio pueblo empezó contra él mismo, cuando empezaron a idolatrar a un becerro de oro, situaciones que llenaron al profeta de todo tipo de tribulaciones. En la historia de Jesucristo, el sacrificio es evidente: se sacrificó a sí mismo.
Ese color de la Luna Rosa, no es otra cosa que el reflejo del color rojo de Aries en el Sol, que está en el extremo opuesto, y nos lleva a recordar el simbolismo de esta especial luna llena que tiene lugar todos los años, algunos, cuando está muy cerca de la Tierra, se convierte en Superluna. Es el rojo de Aries el recuerdo simbólico del color de la sangre bíblica, lo que aparece en el cielo cuando vemos esta fantástica luna, que nos llama a la reflexión en días muy señalados del calendario. La sangre del Cordero, la luna llena que marca un final y un comienzo en un proceso en el que ha habido primero dolor y luego alegría infinita seguida por un fuerte sentimiento de amor. Y aparece así en el cielo, desde hace milenios, desde el principio de los tiempos.
Feliz Pascua.
Lectio Stellae
Maravilloso Lectio!
ResponderEliminarMe alegro que te guste, muchas gracias, un saludo.
EliminarExcelente como siempre, Lectio. Muchas gracias por tu generosa y didáctica labor.
ResponderEliminarHe echado de menos este año un artículo, tuyo o del compañero Estrellero, un análisis sobre el nuevo año astrológico 2021. Pero quizás sea demasiado pedir... En todo caso, gracias.
Hola, esto lo tendremos en cuenta.
EliminarUn abrazo y gracias por la sugerencia.
Muy bonito, solo un apunte: que yo sepa un pesebre no es un lugar de sacrificio sino donde comen los animales. Gracias.
ResponderEliminarY tienes razón. Y yo pensé lo mismo.
EliminarPero me comentó un sacerdote sobre el significado real de pesebre relacionado con el sacrificio, que es como lo he escrito yo en el artículo, basándome en lo explicado por el sacerdote, que de este tema entiende bastante.
Un saludo.
El pueblo de Israel, necesitó un tiempo para integrase y constituirse en nación. Moisés fue su gran legislador. La generación de Moisés estructuró a un grupo sin autoestima ni formación eso requiere tiempo. Sin esta preparación no hubieran podido ocupar la tierra prometida. El símbolo de su madurez es la no entrada de Moisés en la tierra prometida, dando el relevo a otra generación. Los labios de Dios se llevaron el alma de Moisés al cielo.
ResponderEliminarMuy interesante.
EliminarMoisés fue un elegido, y si fue un elegido para tamaña misión debía ser un hombre justo y muy puro. No se le encomienda esa tarea a un cualquiera, por eso Moisés es para los judíos el máximo profeta y casi que el último profeta diría yo.
En la escultura de Miguel Ángel, Moisés no lleva cuernos son las fuerzas de Dios,la comunicación con la divinidad. Representadas como dos rayos.
ResponderEliminarSe sabe que son dos rayos lo que presenta la escultura de Miguel Ángel, y se debe a una mala traducción de San Jerónimo el que se diga "cuernos", pero ahí están otras pruebas, como la moneda de Moisés, donde se le representa con cuernos de carnero.
EliminarUn saludo.