Habiendo levantado una carta del cielo, la primera cosa a observar es el signo saliente, y el estudiante debería dirigirse a aquella parte del libro en la que se describen sus efectos. Debería entonces observar si el signo está de alguna manera complicado por la presencia de planetas en él, y de nuevo debería dirigirse a la parte del libro correspondiente. Luego debería mirar al regente del signo, observar su posición en el Zodiaco y también en qué casa está situado, y si está de alguna forma implicado en aspectos. En cada caso hallará una parte del libro en la que están descritas estas condiciones. Debe entonces repetir esta operación por turno con cada signo.
Habiendo realizado todo este trabajo preliminar, estará en buen camino para hacer un juicio. Será sensato por su parte considerar todo ésto como otros tantos detalles, como los ladrillos con los que puede construir una casa. Algunos factores le parecerán extremadamente importantes, otros menos, Cuanto más considere la carta, los puntos más salientes saltarán al foco de su imaginación, y poniendo en marcha su intuición y poniendo en marcha sus facultades dreativas para suplir las deficiencias de su juicio, obtendrá una imagen mental del horóscopo como un todo que, aunque descansando segura sobre la base de los hechos de las posiciones planetarias, es algo más que la suma de esos hechos. Para sacar una analogía de la Pintura misma, una obra maestra de Velázquez es, si la analizáis, un conjunto de parches de colores colocados de manera peculiar, pero el decir ésto no es de ninguna manera describir el cuadro. Un astrólogo que dice que porque existen ciertas posiciones y aspectos tal o cual resultado debe producirse, no es un buen astrólogo, sino un mal astrólogo.
Cuanto más se concentre sobre el escueto material de sus cálculos, peor será probablemente su juicio u opinión. La incansabilidad es un buen sirviente, pero un mal amo.
El astrólogo experto se esmera infinito con su carta; trata de realizar la absurda definición del genio de Carlyle (el genio es la capacidad infinita de esmerarse), pero habiendo asimilado la totalidad del horóscopo, lo olvida, o solo se refiere a él casualmente para confirmar la impresión general que ha hecho en su mente. El juicio verdadero se obtiene elevándose a la altura de la situación, absorbiendo todo lo que la carta tiene que enseñar. El astrólogo la coloca en el alambique de su imaginación, la plena corriente de su genio salta por encima del dique de sus datos y los barre. A lo que llega no es a lo meramente razonable, sino a la razón informada e iluminada por su elevada inteligencia.
Es por esta razón que el laborioso y concienzudo astrólogo es tan inútil como el profesor de colegio de la misma índole. No hay ninguna rama de la actividad humana en la que las reglas sean de alguna importancia real. Es el privilegio de todo artista creativo el romper las reglas (...).
El astrólogo pretende ser un artista creativo, tanto como el poeta, pintor o músico, y nunca alcanzará una verdadera grandeza en su profesión si se deja atar por la tradición, o incluso por los cálculos de su propia experiencia.
Todos somos humanos, pero sólo somos dignos del nombre de humanos en la medida en que somos divinos. La inspiración, y nada más es, lo que distingue a la humanidad de las bestias perecederas.
Jean Baptiste Morin de Villefrance
1. Un tránsito resulta
particularmente eficaz en el año del vencimiento de una dirección, cuando el
significador y el promisor de ésta retornan a sus lugares radicales, o bien
cuando cada uno transita el lugar natal del otro por cuerpo o aspecto
congruente. También actuará con eficacia el tránsito cuando uno de estos
planetas transite el lugar natal del otro y ambos se hallen vinculados por
conjunción o aspecto, o bien cuando el planeta transitante se halle vinculado
en esas formas al dispositor natal del otro.
2. Los tránsitos de Saturno, Júpiter
y Marte son los más eficaces, pues estos planetas, al ser lentos, recorren más
raramente pero más largamente los lugares radicales (la misma consideración se
aplica obviamente a Urano, Neptuno y Plutón). Es la frecuencia y rapidez de los tránsitos lunares lo que los torna muy
a menudo negligibles.
3. El efecto de un tránsito resulta
de la combinación de los significados radicales de los planetas transitantes y
del lugar transitado, teniendo en cuenta la naturaleza y la analogía de los
planetas.
4. Son eficaces, para un nativo dado, os tránsitos sobre los lugares radicales de las doce cúspides, los planetas y la Parte de la Fortuna, como también sobre sus aspectos y antiscios. Las sicigias también deben ser tenidas en cuenta.
5. En los tránsitos se debe investigar el paso corporal de un astro. Si Marte transita la casa I por oposición es que en realidad transita la VII por presencia y lo más probable es que anuncie un proceso en virtud de este último hecho que una enfermedad en virtud de la oposición mencionada.
8. En todo tema levantado al comienzo de un suceso, y especialmente si es de breve duración, se observa particular eficacia de los tránsitos lunares y de los planetas significadores del hecho durante el lapso de duración de éste. En particular, si levantamos el tema del comienzo de una enfermedad habrá que tener en cuenta los tránsitos de la Luna y los cuadrados y oposiciones de ésta.
9. Los planetas actúan, tanto en los tránsitos como en las direcciones, según su determinación radical y su naturaleza propia.
10. Cuando un planeta vinculado en el radix de forma armoniosa con el MC y al que supondremos en buen estado cósmico tanto en el tema natal como en el momento del vencimiento de una dirección, coopere nuevamente con el MC por esa dirección y por tránsito simultáneo, ésto repercutirá muy favorablemente en las acciones y las empresas del nativo.
14. Para dos o más planetas que tienen significaciones afines, los tránsitos simultáneos de ambos por lugares diferentes, pero con significaciones análogas en el tema natal, se verán reforzados mutuamente en cuanto a la realización de efectos.
15. Si existe un stellium en una casa cualquiera del tema natal, el planeta que lo transite actuará según su propia naturaleza y determinación y según la de cada astro presente en ese stellium. De acuerdo a la sucesión de tránsitos se determinará la sucesión de hechos a producirse o bien el hecho único que resulte del concurso recíproco de influencias.
17. Se debe prestar particular atención a los lugares radicales transitados en las fechas en que se producen las revoluciones. Por ejemplo, si Saturno en VIII radical transita la XII de revolución en mal estado cósmico y en mal aspecto con su lugar radical, el día en que el regente del Ascendente transite este lugar radical sobrevendrán enfermedades o la muerte. esto será más notable si el día del tránsito Saturno o Marte aspectan mal a ese lugar radical.
18. No solo se debe tener en cuenta el estado en revolución del lugar en que se efectúa el tránsito, sino también el del planeta transitante, pues si Marte transita el Ascendente natal en VIII de revolución, siendo el mismo astro regente de VIII y/o de XII en esa revolución, el efecto d etal tránsito será nefasto.
21. En ocasión de una dirección o una revolución solar o lunar congruentes en cuanto al anuncio de honores, un planeta benéfico que se encontraba en el tema nata conjunto al MC o bien rigiendo a éste, transita el Ascendente radical o el lugar natal de su regente, el nativo será colmado de dignidades y sus empresas se verán coronadas por el éxito. Esto será particularmente manifiesto en caso de que el planeta transitante se halle en buen estado cósmico y vinculado por sicigia al regente del ascendente.
Aforismos de Morin relativos a los tránsitos. Citado de "Ciclos y Tránsitos Astrológicos" de Daniel Dancourt.
William Lilly
El consultante es aquél que nos plantea la cuestión y desea una solución; lo consultado o solicitado es aquéllo por lo que se pregunta, tanto cuando se trata de personas como de cosas, y el significador no es más que aquél planeta que rige la casa por la que se identifica a la persona o a la cosa solicitada; si por ejemplo Aries está en el Ascendente, al ser Marte su regente, éste será el significador del consultante, lo que significará que el signo Ascendente en cierto modo representará su físico, constitución y estatura. El regente del Ascendente en consonancia al signo que ocupe, a la Luna y los planetas que se encuentren en el Ascendente, mezclados de forma uniforme, nos mostrarán las características y condiciones del consultante por lo que, así, cualquiera que sea el signo ascendente, el planeta que lo gobierne será el regente de la casa o significador de la persona que realice la consulta.
En segundo lugar hay que considerar la cuestión planteada y ver a cuál de las doce casas corresponde y, una vez encontrada la casa, habrá que tener en cuenta el signo y regente de éste, así como al signo y sector celeste en que está situado, si está dignificado, que aspectos recibe del regente del Ascendente, qué planetas se encuentran mal aspectados por él, cuáles le resultan armónicos, de qué casa son regentes y dónde se hallan situados, ya que a través de los hombres o mujeres representados por tales planetas y según cómo se encuentran situados, se podrá averiguar si serán de alguna ayuda al consultante o si por el contrario le resultarán un estorbo. Si el planeta es regente de alguna casa conflictiva, entonces éstos serán enemigos, sobre todo cuando la casa se refiera a las enemistades, y si por el contrario es de casa amistosa, entonces éstos serán amigos.
Si estas palabras son bien comprendidas y asimilidas, toda la clave de la astrología se halla implícita en ellas. (...) En cada cuestión o pregunta, presentamos a la Luna como cosignificadora junto con el regente del Ascendente. Una vez consideradas las múltiples aplicaciones y separaciones de los regentes de aquéllas casas que nos reflejan las preguntas, así como la Luna, su situación y tipo de aspectos con que cuente y qué significador tiene cada uno, ya puede comenzar a emitir el juicio y a considerar si aquéllo por lo que se pregunta será llevado a cabo o no, por quién o por qué medios y cuándo, y si será bueno para el consultante proseguir sus indagaciones a este respecto o si no.
Astrología Horaria. Capítulo XX.
Claudio Ptolomeo
Capítulo V
Modo de predicción particular en los
eclipses
Después de
haber pasado por los temas preliminares necesarios, es ahora adecuado hablar
del modo en el cual las predicciones se forman y consideran; comenzando con
aquellas que se relacionan a eventos generales, que afectan ya sea a ciertas
ciudades, o distritos, o países completos.
La causa
principal y mas fuerte de todos estos eventos existe en las conjunciones
elípticas del Sol y la Luna, y en los diversos tránsitos hechos por los
planetas durante aquellas conjunciones. Una parte de las observaciones, que se
requieren para formar las predicciones en los casos de esta naturaleza, se
relaciona con la localidad del evento, y señala las ciudades o países
susceptibles a ser influenciados por eclipses específicos, o por estaciones
continuas ocasionales de ciertos planetas, que en ocasiones se mantienen para
un cierto período en una situación. Estos planetas son Saturno, Júpiter y
Marte; y ellos suministran indicativos portentosos, cuando están estacionarios.
Otra rama se
relaciona al tiempo, y proporciona información previa del período en el cual
ocurrirá el evento, y cuánto tiempo continuará operando.
La tercera rama
es genérica; y señala las clases o tipos que el evento afectará.
La última parte
es específica; y muestra previamente las cualidades real y carácter del evento
por venir.
Capítulo VI
Las regiones o países a ser considerados
susceptibles de ser comprendidos en el evento
Las primeras de
las varias ramas de consideración enumeradas relacionadas con la localidad, y
son ejercidas en la siguiente forma:
En todos los
eclipses del Sol y Luna, y especialmente en aquellos que son completamente
visibles, el lugar del zodíaco, donde ocurre el eclipse, se debe notar; y debe
verse qué países están en familiaridad con ese lugar, de acuerdo a las reglas
establecidas con respecto a los cuadrantes y las triplicidades; y de igual
forma debe observarse qué ciudades están bajo la influencia del signo en el
cual ocurre el eclipse; ya sea por el Ascendente, y las situaciones de las
luminarias en la hora de su fundación, o a través del Medio Cielo de sus reyes
o gobernantes, rigiendo realmente en la hora del eclipse aunque dicha hora
puede ser subsiguiente a la construcción de las mencionadas ciudades.
Cualesquier
país o ciudad que deba encontrarse en familiaridad con el lugar de la elíptica,
todos estarán comprendidos en el evento; que será, sin embargo, principalmente
sujeto a todas las partes que puedan estar relacionadas con el signo idéntico
al eclipse, y en el cual estaba visible en el momento sobre la tierra.
Capítulo VII
El tiempo y período del evento
El segundo
punto que requiere atención es el relacionado al tiempo, e indica la fecha
cuando ocurrirá el evento, y el período durante el cual continuará su efecto:
esto se establece de la siguiente forma.
Sin embargo
debe tenerse una idea, que como un eclipse, que ocurre en alguna estación en
particular, no puede pasar en todos los climas en la misma hora temporal o
solar, ni tampoco la magnitud de su obscurecimiento, ni el tiempo de su
continuación será igual en todas las partes del mundo. Primero, por lo tanto
(como se hace en una natividad), los ángulos son organizados, en cada país
relacionado con el eclipse, de acuerdo a la hora en que el eclipse, toma lugar
y la elevación del polo en ese país. El tiempo, durante el cual el
obscurecimiento del eclipse puede continuar en cada país, es entonces anotado
en horas ecuatoriales. Y, después de que se han observado cuidadosamente estos detalles,
se debe entender que el efecto durará tantos años como el obscurecimiento duró
en horas, si el eclipse fue solar; pero si fue lunar, será calculado un mismo
número de meses en lugar de años.
El comienzo del
efecto, y el período de su intensidad general, o fortaleza, se debe inferir de
la situación del lugar del eclipse con respecto a los ángulos. Ya que, si el
lugar de la elíptica está cerca del horizonte oriental, el efecto comenzará a
manifestarse en el curso de los primeros cuatro meses después de la fecha del
eclipse; y su apogeo general, o intensidad, tomará lugar en, o cerca del primer
tercio de toda la extensión de su duración. Si el lugar de la elíptica ocurre
en o cerca del Medio Cielo, el efecto comenzará a aparecer en los segundos
cuatro meses, y su intensidad general ocurrirá cerca de la segunda tercera
parte; y, si el lugar debe caer cerca del horizonte occidental, el efecto
comenzará en los terceros cuatro meses, y tendrá su intensidad general en la
última tercera parte de su duración completa.
Las
intensidades parciales, o relajamientos del efecto son, sin embargo, inferidos
de cualquier combinación que puede ocurrir durante el período intermedio, ya
sea en los lugares reales donde se presentó la causa primaria, o en otros
lugares configurados ahí. También se pueden conjeturar los diversos lugares, o
tránsitos, de dichos planetas como cooperadores para producir el efecto,
estando configurados con el signo en el cual se colocó la causa primaria; y,
con este punto de vista, debe observarse la posición matutina, vespertina o
estacionaria, o la culminación de medianoche de esos planetas; pero debilitados
y disminuidos por su estado vespertino, o colocados bajo los subrayos, o por su
culminación de medianoche.
Capítulo VIII
El genero, clase o tipo, tendiente a ser
afectado
La tercera
división de estas observaciones se relaciona al modo de distinguir el género o especie,
de animales o cosas que sostiene el efecto esperado. Esta distinción está hecha
por medio de la conformación o propiedades específicas de aquellos signos en el
que el lugar del eclipse, y los lugares de dichas estrellas fijas o planetas,
como pueden encontrarse en dominio de acuerdo al signo real del eclipse y aquel
del ángulo ante él. Y un planeta o estrella fija es considerada como manteniendo
el dominio cuando las circunstancias son como siguen.
Si encontramos
ahí un planeta que tiene más exigencias numerosas que cualquier otro al lugar del
eclipse, así como a aquel del ángulo, estando también en la vecindad inmediata
de aquellos lugares, y visiblemente aplicándose o retirándose de ellos, y
teniendo de igual forma más derechos sobre otros lugares relacionados con ellos
por la configuración; el mencionado planeta siendo, al mismo tiempo, señor de
la casa, triplicidad, exaltación, y términos; en tal caso, solamente ese único
planeta está en su derecho al dominio. Pero, si el señor del eclipse y el señor
del ángulo no son idénticos, entonces se deben notar aquellos dos planetas que
tienen más relaciones con cada lugar; y, de estos dos, el señor del eclipse se prefiere
para el dominio principal, “aunque se considera que el otro como portador de la
regla de manera conjunta”. Y si se deben encontrar más de dos teniendo iguales
pretensiones a cada planeta, ese específico entre ellos que puede estar más
cercano a un ángulo, o más relacionado con los planetas en cuestión, por la
naturaleza de su condición, se selecciona por para dominio.
Pero, entre las
estrellas fijas, la principal y más brillante (que durante el tiempo del
eclipse puede sostener relación, en cualquiera de los nueve modos de
configuración aparente detallados en la Primera Sintaxis, con los ángulos que
están pasando en realidad), se admiten para dominio; como también aquel que, en
la hora de la elíptica, pueden estar en una situación prominente, ya sea ascendiendo,
o culminando con el ángulo siguiendo el lugar del eclipse.
Habiendo
considerado, de acuerdo a las reglas previas, qué estrellas cooperan en regular
el evento porvenir, también debe observarse la conformación y figura de los
signos en los cuales el eclipse toma lugar y las estrellas regentes mencionadas
pueden ser colocadas; y, de las propiedades y características de aquellos
signos, se debe inferir principalmente el genero o especie a ser comprendido en
el evento. Por ejemplo, si deben ser de forma humana las constelaciones
zodiacales y las de las estrellas fijas regentes fuera del zodíaco, el efecto
caerá sobre la raza humana. Si los signos no son de forma humana, aunque
terrestres o cuadrúpedos, el evento podría indicarse que le ocurra a animales
de forma similar: los signos en forma de reptiles significan que serpientes y
criaturas de esa descripción serán afectadas; aquellas portando la figura de
bestias feroces denotan que el evento afectará a animales salvajes y
destructivos; y aquellos con figura de bestias mansas muestran que operaran
sobre animales que sirven a la humanidad, y de carácter doméstico; como se da a
entender por la forma y figura de los signos, ya sea que parezcan caballos,
toros, ovejas, o cualquier otro tipo de animal útil. Sumado a esto, los signos
terrestres colocados en el norte, cerca del círculo ártico, indican terremotos
repentinos; y aquellos en el sur, repentinas inundaciones de lluvia. Y, si los
lugares regentes deben ser colocados en signos con forma de animales alados,
como en el de Águila, o en otros de forma similar, el evento tendrá efecto en
las aves; y principalmente serán adscritos a aquellos que proporcionan alimento
al hombre. Si los lugares mencionados deben estar en signos formados como
criaturas que nadan, y en signos marinos, tal como Delfinus, el efecto se
sentirá en animales marinos, y en las flotas de navegación; si es en signos de
río, tales como Acuario y Piscis, se adscribirá a animales viviendo en ríos y
en agua dulce: y, si es en Argo, tanto mar y agua dulce serán afectados por él.
Además, si los
lugares regentes están situados en signos tropicales o en equinocciales, en cualquier
caso parecido significan cambios en el estado de la atmósfera, en la estación
respectiva a la que cada signo le corresponde. Por ejemplo, con respecto a la
estación de la primavera y las producciones de la tierra, si los lugares
mencionados están en el signo del equinoccio vernal, producirán un efecto en
los brotes del vino y la higuera, y otros de estos árboles que retoñan en esa
estación. Si están en el signo del trópico de verano, el evento afectará la
reunión y depósito de frutos; y, con respecto a Egipto en particular, impedirá
la elevación del Nilo. Si están en el signo del equinoccio de otoño, mostrarán
que operarán en los cereales y en varios tipos de hierbas; si están en el signo
del trópico de invierno, en plantas, vegetales comestibles, y aves y peces que
llegan en esa estación.
Los signos
equinocciales también indican las circunstancias responsables que pasan a
asuntos eclesiásticos, y en asuntos religiosos: los signos tropicales advierten
de cambios en la atmósfera y en asuntos políticos: los signos fijos, de cambios
en instituciones y en edificios; en los signos bicorpóreos muestran que el
evento futuro caerá de la misma manera en príncipes y sus súbditos.
Además, los
lugares regentes ubicados en el este, durante el tiempo del eclipse, significa
que las frutas y las semillas, instituciones incipientes, y la juventud, serán
afectados; aquellos, que puedan estar en el Medio Cielo sobre la tierra
anuncian que el evento por venir estará relacionado con asuntos eclesiásticos,
con reyes y príncipes, y a personas de edad madura; aquellos en el oeste, que
influirá en las leyes, la vejez, y personas por morir.
La proporción
tendiente a ser afectada, de ese género o tipo en el cual el evento caerá, es establecida
por la magnitud del obscurecimiento causado por el eclipse, y por las
posiciones mantenidas por las estrellas operantes con respecto al lugar de la
elíptica; como, en posición vespertina a un eclipse solar, o en posición
matutina a un eclipse lunar, las mencionadas estrellas usualmente disminuirán
mucho el efecto; en oposición será moderado; pero en posición matutina a un
eclipse solar, o en vespertina a uno lunar, aumentará grandemente o se
extenderá su efecto.
Capítulo IX
La cualidad y naturaleza del efecto
La
discriminación del carácter y propiedades peculiares del efecto a ser
producido, y de su naturaleza buena o mala, ocupa la cuarta y última división
de esta parte del tema. Estas propiedades deben reunirse del poder de las
estrellas que controlan los lugares regentes, y del co-temperamento creado por
su mezcla relativa entre sí y con los lugares que controlan. Ya que aunque el
Sol y la Luna son las fuentes reconocidas de toda la eficacia y dominio de las
estrellas, y de su fortaleza y debilidad, y en cierta forma las regulan y
mandan, aún, es por la teoría del cotemperamento, producido por las estrellas
en dominio, que el efecto es indicado.
A fin de entender
las indicaciones así hechas, es necesario comenzar a atender al detalle siguiente
de la propiedad efectiva de cada planeta, observando previamente, sin embargo,
que cuando cualquier circunstancia es mencionada, por el bien de la brevedad,
para venir a pasar por la influencia general de los cinco planetas, su
temperamento, y el poder y ayuda que puede derivar de naturalezas similares a
las suyas propias, la continuación real de su propia constitución adecuada, o
la combinación casual de cualquier influencia análoga, surgiendo de las
estrellas fijas o lugares en el zodíaco, todos se tienen que mantener a la
vista al mismo tiempo.
Consecuentemente,
cuando algún comentario general es hecho aquí relativo a los cinco planetas,
probablemente será necesario tener en
mente tanto su temperamento como su cualidad; completamente, como si las mismas
estrellas no hayan sido nombradas, sino solamente su cualidad y naturaleza
efectiva. Y, también se debe recordar que, en cada caso de temperamento
compuesto, no solamente la combinación de los planetas entre sí requiere considerarse,
sino también el de las estrellas fijas y los lugares zodiacales como comparte
en las naturalezas de los planetas, estando relacionados respectivamente con
ellos de acuerdo a las familiaridades ya descritas.
Por lo tanto,
cuando Saturno sea el único gobernante, producirá desastres, acompañado de
frío. Y, al tiempo en que el evento pueda aplicarse a la raza humana en
particular, inducirá entre los hombres desastres, tisis, decaimientos, reumatismos,
desórdenes de humores acuosos, y ataques de fiebre de malaria; así como exilio,
pobreza, y una masa general de malestares, dolores y alarmas: las muertes
también serán frecuentes, pero principalmente entre personas en edad avanzada. Aquella
parte de la creación bestial que es más servil al hombre también sufrirá, y
será destruida por enfermedades; y los hombres que hacen uso de animales así
enfermos serán infectados por ellos, y morirán con ellos. La atmósfera
terriblemente fría y helada, insana, turbia y penumbrosa, presentando solamente
nubes y pestilencia. Descenderán tormentas de nieve copiosas y destructivas y
granizo, generando y fomentando insectos y reptiles nocivos para la humanidad.
En los ríos y en el mar, las tempestades serán frecuentes y generales, causando
viajes desastrosos y muchos hundimientos de barcos; e inclusive los peces serán
destruidos. Las aguas del mar se retirarán por un tiempo, y de nuevo regresarán
y producirán inundaciones; los ríos se desbordarán, y causarán estancamientos
de agua; y los frutos de la tierra, especialmente aquellos que son necesarios
para el sostenimiento de la vida, se perderán y serán arruinados por plagas,
langostas, inundaciones, lluvias, granizo o un agente similar; y la pérdida
será tan extensa que amenazará incluso de hambruna.
Júpiter, si es
el único señor, mejorará y beneficiará todas las cosas. Entre la humanidad, en particular,
este planeta promueve el honor, la felicidad, la satisfacción y la paz,
aumentando todas las comodidades y cosas indispensables, y todas las ventajas
mentales y corporales. También induce favores, beneficios, y regalos que emanan
de la realeza, y agrega muy grande lustre a los mismos reyes, aumentando su
dignidad y magnanimidad: todos los hombres, en corto tiempo, compartirán la prosperidad
creada por su influencia. Con respecto a la operación del evento en las
bestias, aquellas que son domésticas y que están adaptadas al servicio del
hombre se multiplicarán y crecerán; mientras que los demás, que son inútiles y
hostiles al hombre, serán destruidos. La constitución de la atmósfera será
saludable y templada, llena de agradables brisas y humedad, y favorable para
los frutos. La navegación será segura y exitosa; los ríos subirán a su
proporción justa; la fruta y el grano, y todas las demás producciones de la
tierra conducentes al bienestar y felicidad de la humanidad, serán presentadas
en abundancia.
Marte, cuando
gobierna solo, generalmente causa impedimentos y destrucción como es acompañante
de la sequedad. Y, entre la humanidad, se suscitarán guerras, acompañadas con
divisiones internas, cautividad, matanzas, insurrecciones del pueblo, e ira de
los príncipes contra sus súbditos; la consecuencia de estos disturbios, junto
con muerte repentina e inoportuna. Ocurrirán afecciones febriles, fiebres de
malaria y hemorragias, y serán seguidas rápidamente por muerte dolorosa,
llevándose consigo personas jóvenes: y conflagración, asesinatos, impiedad,
todas las infracciones a la ley, adulterio, violación, robo, y será practicada
todo tipo de violencia. La atmósfera será resecada por calor, pestilencia,
vientos arrachados, acompañado por sequías, rayos y fuegos emitidos desde el
cielo. En el mar, los barcos serán repentinamente hundidos por la turbulencia
del viento y golpes de rayos. Los ríos se secarán al igual que los manantiales,
y habrá una escasez de agua adecuada para la alimentación y la vida. Todas las
criaturas y productos de la tierra adaptadas para el uso del hombre, ya sean
bestias, cereales o frutos, serán dañados o destruidos por el calor excesivo,
por tormentas de rayos y truenos, o por violentos vientos; y cualquier cosa que
haya sido depositada en almacén será destruida o dañada por fuego, o por calor.
Venus,
solitario en el dominio, generalmente produce los mismos efectos que Júpiter,
aunque con mayor suavidad y más agradablemente. La gloria, el honor y la alegría
asistirán a la humanidad; se contratarán felices matrimonios, y las afortunadas
parejas serán bendecidas con numerosos hijos. Cada empresa procederá
prósperamente, aumentará la riqueza, y la conducción de la vida humana será del
todo pura, simple y pía; se debe dar debida reverencia a todas las santas y
sagradas instituciones, y la armonía subsistiendo entre los príncipes y sus
súbditos. El clima también será de una temperatura favorable, enfriada por
brisas húmedas; el aire completamente puro y salubre, frecuentemente refrescado
por lluvias fertilizantes. Los viajes serán realizados con seguridad, y serán
atendidos con éxito y beneficio. Los ríos serán mejorados, y recibirán su
provisión adecuada de agua; y todas las cosas valiosas y útiles para la
humanidad, ya sean animales o vegetales, crecerá y se multiplicará de manera abundante.
Mercurio, si
posee dominio, está usualmente conjunto con uno u otro de los planetas antes mencionados,
y está conformado y asimilado a sus naturalezas; aunque como, en sí mismo,
presenta una cierta suma a su poder, este planeta aumenta los impulsos
respectivos de todos ellos. Y, con respecto a la operación del evento en la
humanidad, promoverá la industria y la habilidad en los negocios; pero, al
mismo tiempo, propensión para ser ladrones, robos, y tramas para traiciones: si
está configurado con los maléficos, producirá calamidades en la navegación, y
también causará enfermedades de sequedad, fiebre cotidiana, tos, tisis y
hemorragias. Todas las partes de las ceremonias y servicios de religión, los
asuntos del gobierno ejecutivo, así como modales, costumbres y leyes, son resueltos
y regulados por este planeta, conforme con su mezcla y familiaridad con cada
uno de los demás. Y en consecuencia de la sequedad de su naturaleza, que surge
de su proximidad al Sol, y la rapidez de su movimiento, generará en la
atmósfera vientos turbulentos, fríos y variados, junto con truenos, tormentas y
rayos, acompañados por abismos en la tierra y terremotos: por estos medios en ocasiones
muy frecuentes la destrucción de animales y plantas asignados al servicio de la
humanidad. Además de los efectos anteriores, produce, cuando está en posición
vespertina, una disminución de las aguas, y cuando en matutina, un aumento.
Cada uno de los
planetas, cuando está ejerciendo completamente su propia influencia separada y
distintiva, producirá adecuadamente los efectos peculiares arriba adscritos a
él; pero debe estar combinado con otros, ya sea por configuración, por
familiaridad que surge del signo en el cual puede estar colocado, o por su
posición hacia el Sol, el evento que viene entonces ocurrirá agradablemente a
la mezcla y compuesto del temperamento que surge de toda la comunión
subsistiendo en realidad entre los poderes influyentes. Sin embargo, podría ser
un negocio de labor infinita e innumerables combinaciones, bastante más allá de
los límites de este tratado, el establecer cada cotemperamento y todas las configuraciones,
en cada modo en el cual pueden posiblemente existir; y el conocimiento de ellos
debe por lo tanto ser adquirido por discriminación particular en cada caso,
bajo la guía de los preceptos de la ciencia. Sin embargo el siguiente
comentario adicional no debe omitirse aquí.
La naturaleza
de las familiaridades, que subsisten entre las estrellas, señores de los
eventos por venir, y los países o ciudades sobre las cuales el evento se
extenderá, requieren ser observados; ya que las estrellas deben ser benéficas,
y su familiaridad con los países responsables de sostener el efecto no son
impedidas por cualquier influencia opuesta, entonces ejercerán las energías favorables
de su propia naturaleza en un mayor grado. Y, por otro lado, cuando algún
obstáculo puede intervenir para obstruir su familiaridad, o cuando ellas mismas
pueden ser dominadas por alguna fuerza opuesta, las ventajas de su operación serán
disminuidas. Además, deben las estrellas, señores del evento por venir, no ser
benéficas, sino dañinas, su efecto será menos severo, si contempla. Es decir,
(técnicamente hablando), por recepción, o por estar colocado en un signo en el
cual otro planeta tiene una cierta dignidad o prerrogativa. puedan tener
familiaridad con los países en los cuales el evento caerá, o ser controlado por
alguna influencia opuesta. Sin embargo, si no tienen dicha familiaridad, y no
están sujetos a ser controlados por otros, dotados con una naturaleza contraria
a la suya y poseyendo una familiaridad con los países en cuestión, los males
que produce serán entonces más violentos e intensos. Y todos estos afectos generales,
o de cualquier tipo, ya sean buenos o malos, serán sentidos principalmente por
aquellas personas en cuyas natividades individuales pueda encontrarse la misma
disposición de las luminarias (que son los significadores mas esenciales), o
los mismos ángulos, como aquellos existentes durante el eclipse que opera el
efecto general. El mismo comentario se aplica de igual forma a otras personas,
en cuyas natividades las disposiciones de las luminarias y de los ángulos
puedan estar en oposición a aquella existente durante el eclipse. Con respecto
a estas coincidencias, el acuerdo partil, u oposición, de lugar de la elíptica
de las luminarias al lugar de cada luminaria en una natividad, produce un
efecto al menos capaz de ser protegido.
Tetrabiblos
Tetrabiblos
En este lugar llamaré la atención del lector sobre ese acontecimiento notable en la historia británica, que llevó la independencia a América y creó un nuevo imperio que antes o después dará leyes al mundo entero. La revolución trae consigo cosas tan notables, y el evento es tan importante para el país, que no me disculparé por presentar la carta de los cielos para los solsticios de primavera y verano del año 1776, cuando sucedió esta revolución, ni por examinar ni explicar la misma de acuerdo con las reglas que tan exhaustivamente he establecido para ese propósito.
En el equinoccio vernal (0 de Aries para Londres), vemos que Júpiter es el señor del Ascendente, en detrimento. A Marte lo encontramos en Aries, que es el ascendente de Inglaterra, fuerte y poderoso en su propia casa, pero bajo tierra. La Luna, que representa a la gente común, la encontramos bajo aflicción, combusta por el Sol; y Marte, también combusto, presagia que la pobre Inglaterra, por su fuerza interna es grande y duradera, pero este año será afligida y deprimida accidentalmente; especialmente cuando encontramos a Marte yendo hacia una oposición de Saturno, y Saturno extraordinariamente fuerte en medio del cielo, en su exaltación, y favorecido por las dos fortunas Júpiter y Venus; y consecuentemente superior a Marte en poder y dignidad, quien está bajo tierra y combusto, aunque está ubicado en su propia casa; que en este caso, sin embargo, sirve para mostrar la permanencia y la estabilidad de Gran Bretaña durante todo este conflicto.
En esta figura (0 de Aries para Filadelfia), el planeta Saturno es el significador de América, y Marte representa al pueblo de Gran Bretaña. Que Saturno tiene la superioridad del poder, y que Marte y Saturno son de naturaleza enemiga entre sí, son elementos demasiado evidentes para negarlos; y como el aspecto que se va a formar entre ellos es maléfico, es decir, una oposición partil, declara que el evento será tal que cause una separación total y eterna de los dos países entre sí; y que el Congreso, representado por Saturno en su exaltación, apoyado por los rayos benéficos de las dos fortunas, y dado que hay una recepción notable entre los dos planetas, Saturno y Venus, es decir, Venus en la casa de Saturno y Saturno en la casa de Venus; sostenido por un aspecto trígono propicio de los tres planetas en curso, ocupa y posee toda la extensión de los cielos; se declara, por lo tanto, que cualquier cosa que se efectúe bajo esta revolución de la entrada del Sol en Aries por los americanos, no solo será permanente y duradera, sino que estará respaldada por esos tres grandes pilares del estado: sabiduría, fuerza y unanimidad; que son señalados por esos tres planetas, de acuerdo con su tendencia y naturaleza, a saber: Saturno, resistencia y durabilidad; Júpiter, sabiduría y justicia; y Venus, unanimidad y perseverancia; y su aspecto en trígono mutuo es expresivo de la perfección y armonía futuras; de modo que, si contemplamos atentamente la posición anterior de los cuerpos celestes, no encontraremos ningún punto tenso, para mostrar su tendencia natural hacia la buena fortuna y el éxito de los americanos; y, en consecuencia, la decepción y el perjuicio de las armas y la administración británicas.
El próximo vencimiento crítico que se anuncia cae alrededor de la triple conjunción Júpiter-Saturno-Plutón de 2020-2021. Se trata igualmente, a lo largo de recorrido del índice cíclico del nuevo siglo, de su punto inferior más bajo; este trío astral, triangulándose por cuadrado y semi-cuadrado Urano-Neptuno. Nadie duda que, con esta red de nueve disonancias aglomeradas en un cuarto del zodíaco, puede hacerse sentir un fuerte desequilibrio universal.”
“No obstante, no hay lugar para temer una Tercera Guerra Mundial, porque los tres ciclos mayores planetarios del trío Urano-Neptuno-Plutón se despliegan en sus fases ascendentes: prosecución general de un camino constructivo de la humanidad, lo cual no responde a una deflagración universal, caso de que esta disonancia general debiera manifestarse en hecho bélico.”
“La tendencia saturno-plutoniana, que Júpiter amplifica aquí por su compañía, se suma por su afinidad con los valores sombríos de caída, de sima, sino de elevación de fuerzas oscuras, subterráneas u otras de tonalidad destructiva. El individuo es sometido a escalofríos, a obsesiones de negación, de humanidad que regresiona, entra en tinieblas y envilece. Estamos conducidos a temer también un nuevo peligro de pandemia: la terrible “peste negra” de 1347-1348 llevaba esta signatura, aunque nosotros no nos hallamos en el estado de indefensión terapéutica de entonces… De todos modos, la misma naturaleza corre riesgo de ser una especie de fuente de caos de un orden diferente, haciendo surgir, por ejemplo, graves perturbaciones geofísicas.”
“No se excluye tampoco que la sociedad mundial sea puesta a prueba. ¿Puede conocer nuestro continente un nuevo tiempo de glaciación, minado por fuerzas profundas? La renovación del ciclo Júpiter-Saturno, que afecta Plutón en un circuito cerrado de disonancias de Urano-Neptuno, hace pensar en la posible venida de un nuevo desequilibrio general. Golpeando particularmente a la comunidad europea, expuesta más gravemente a la crisis o instalándose en una especie de estado crepuscular”.
“Podemos interrogarnos también a propósito del tránsito de este trío Júpiter-Saturno-Plutón sobre la posición de Júpiter (22º Capricornio) del Estado chino (Pekín, 1/10/1949, 15 h 15 m). ¿Signo de interrogación para la comunidad internacional frente a este gran país asiático, al borde ya del liderazgo mundial?”
“La Segonde Guerra Mondiale” (Ed. Lulu), páginas 166-168, publicado en 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario